Humberto de la Calle.
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Con la firma de la paz ¿es Humberto de la Calle un potencial candidato presidencial?

Tras una larga carrera política ha sonado como posible aspirante a la presidencia 2018 para aplicar lo acuerdos que firmaría con las Farc.

Humberto de la Calle Lombana, el jefe negociador del Gobierno en los diálogos de paz con las Farc, es un jurista apegado a la ley y las instituciones al que algunos ven como potencial candidato presidencial en 2018.

Nacido el 14 de julio de 1946 en Manzanares, municipio del departamento cafetero de Caldas, en el centro del país, De la Calle ha encabezado durante 44 meses a la delegación oficial en La Habana y respondido en Colombia las críticas al proceso de paz que se espera que se firme en los próximos días o semanas.

Con contundencia y una postura académica, De la Calle ha explicado en diferentes foros el acuerdo de paz que las partes terminaron de negociar ayer en La Habana como algo "realista" para que en el país "nunca más haya política con armas".

En esa tarea ha sido enfático en criticar "las tremendas imprecisiones en las que incurren los opositores al proceso", al denunciar una supuesta impunidad o concesiones en materia política o de propiedad privada.

Humberto de la Calle en La Habana.

Su toque doctoral, que combina con su afición a la poesía, le viene de sus estudios de abogado en la Universidad de Caldas, donde se graduó en 1969, el primer paso para una dilatada carrera política en las filas del Partido Liberal, que le llevó incluso a ser vicepresidente de la República.

De la Calle inició su vida laboral en Manizales, capital de Caldas, como decano de la facultad de Derecho de su universidad, y luego subió posiciones en el servicio público, tras comenzar como Secretario de Gobierno de su departamento.

El salto a la gran política lo dio durante el Gobierno del presidente conservador Belisario Betancur (1982-1986), periodo en el que estuvo al frente de la Registraduría Nacional del Estado Civil, organismo que organiza las elecciones.

Luego fue magistrado de la Corte Suprema de Justicia y, en 1991, durante la presidencia del liberal César Gaviria, a quien es cercano, llegó al cargo de ministro de Gobierno, cartera cuyo nombre cambió luego por el de Interior.

Desde esa posición representó al Gobierno en la Asamblea Nacional Constituyente que, en 1991, reformó la Carta Magna de 1886 y dotó al país de una más moderna.

Mesa de diálogos en consenso para el acuerdo final.

De esa época data su experiencia en contactos con grupos guerrilleros, pues trabajó para facilitar la participación política de desmovilizados del Movimiento 19 de Abril (M-19), el Ejército Popular de Liberación (EPL) y otros menores, como el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y el Quintín Lame, de origen indígena.

Con esa trayectoria pensó en aspirar a la Presidencia de la República en las elecciones de 1994, pero su partido designó como candidato a Ernesto Samper, a quien finalmente se sumó como aspirante a la Vicepresidencia, y ganaron los comicios.

Sin embargo, el escándalo desatado por la revelación de que dineros del cartel del narcotráfico de Cali entraron en la campaña de Samper lo distanciaron del presidente y renunció a la Vicepresidencia el 10 de septiembre de 1996, dos años después de asumir el cargo.

Tras un paso fugaz por la diplomacia como embajador de Colombia en el Reino Unido durante la Presidencia de Andrés Pastrana (1998-2002), volvió al país en 2001 como ministro de Interior y luego fue embajador ante la Organización de Estados Americanos (OEA) durante el primer mandato de Álvaro Uribe (2002-2010).

Humberto de la Calle como ministro de Gobierno.

Después de esas experiencias, reanudó su actividad privada en un bufete de abogados, sociedad que luego abandonó y, en compañía de su hijo mayor, se asoció con el español Garrigues, especializado en contratación mercantil y derecho societario.

En septiembre de 2012, volvió a la vida pública cuando el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, lo llamó para encabezar su equipo negociador de paz, donde a los 69 años de edad ha alcanzado la proyección que no tuvo en cargos más altos de la vida nacional.

Por su trabajo en La Habana y la firmeza con que ha defendido su convicción de que es posible terminar mediante el diálogo más de medio siglo de conflicto armado, ha vuelto a sonar a sus 70 años como posible aspirante a la Presidencia colombiana en 2018 para aplicar los acuerdos que negoció con las Farc.

EFE

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